Estrellas brillantes
—¡Estoy harta de este libro de historia! —Akera cerró el libro de golpe y se dejó caer sobre el sillón.
—¡Sí! ¡Es aburrido! —Ky levantó su mirada de la computadora portátil y compartió una mirada de miseria con su hermana.
Su madre suspiró y se frotó la frente.
—Niños, ya he cambiado su currículo de historia dos veces este año. Es hora de dejar las quejas y ponerse a trabajar.
—Pero, mamá —protestó Akera—. ¿No podemos cambiarlo una vez más?
Su madre negó con la cabeza.
—Vamos a terminar este libro y es mi última palabra. ¿Se les ha ocurrido que probablemente lo que haya que cambiar no es el currículo sino sus actitudes? —ella se levantó para servirse un poco de café—. ¿Recuerdan cuando fuimos al planetario el mes anterior?
—Sí —respondió Ky—. ¡Fue uno de los paseos más geniales de la vida!
Akera sonrió, pensativa.
—Mi parte favorita fue la exposición sobre las estrellas… estuvo hermosa.
—Una de las ventajas de la educación en casa es que podemos hacer paseos de estudio cada vez que queramos —aseguró mamá—. Pero eso no significa que puedan cambiar el currículo cada vez que quieran. Y hablando de estrellas, ¿alguno de ustedes recuerda lo que dijo el apóstol Pablo sobre cómo los hijos de Dios son como las estrellas?
Akera se puso unos lentes para el sol y se tomó una selfie.
—No lo recuerdo, ¡Pero yo sí me miro como una estrella!
Ky rio mientras su madre se aguantaba la risa.
—Ja-ja. No me refiero a ese tipo de estrellas. En Filipenses 2, Pablo escribió que, cuando hacemos las cosas sin quejas, nuestras vidas brillan como estrellas que demuestran al mundo que somos hijos de Dios.
—Oh, ya lo recuerdo —indicó Ky—. Pero el capítulo 2 empieza con Pablo que habla sobre cómo Jesús vino a la tierra y murió por nosotros en la cruz, ¿cierto?
—Sí —afirmó mamá—. Eso es lo más sacrificado que alguien haya hecho, ¿no creen? Y Jesús lo hizo voluntariamente, sin quejarse.
Ky le lanzó una almohada a Akera.
—Supongo que hoy no hemos sido como estrellas, ¿verdad?
Akera le volvió a lanzar la almohada a Ky.
—Creo que no. Aunque no nos gusta el libro de historia en este momento, no tenemos que quejarnos. Somos hijos de Dios y queremos demostrarlo con nuestra forma de vivir.
Mamá sonrió.
—Ustedes, niños, son muy listos.
—Sí —expresó Ky—. Tenemos una buena maestra.
SAVANNAH COLEMAN
HAZ QUE TU LUZ BRILLE CON FUERZA PARA JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 2:14-15 (NVI)
HÁGANLO TODO SIN QUEJAS NI CONTIENDAS PARA QUE… USTEDES BRILLAN COMO ESTRELLAS EN EL FIRMAMENTO.
¿Te quejas frecuentemente de las cosas? Cuando te dan ganas de quejarte por algo que no quieres hacer, podría ayudarte que recuerdes lo que Jesús hizo por ti. Por amor a nosotros, Él vino humildemente a la tierra como un bebé en un pesebre apestoso, para crecer y morir en la cruz por nuestros pecados. Confía en que Él te ayudará a hacer brillar Su luz al demostrar a otros el amor y el aprecio, en lugar de las quejas.
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