Clavado en la cruz
—¡A ver, papá! —exclamó Mateo al entrar corriendo en el garaje—. Estoy listo para ayudarte con la casa de perro para Roco.
Mateo tomó el martillo y un clavo. Luego puso el clavo en su lugar con mucho cuidado y lo golpeó hasta que entró en la tabla.
—¿Viste eso, papá? ¡El clavo entró perfectamente derecho!
Él retrocedió un pasó para admirar su trabajo.
—Sí, lo hiciste muy bien —aseguró su padre—. ¡Te estás volviendo muy bueno para esto!
Mateo sonrió.
—Cuando empecé, martillaba al apuro y los clavos se doblaban cuando entraban.
—Sí, ¡pero mírate ahora! —exclamó papá.
El padre y Mateo siguieron trabajando en la casa para el perro. Cuando la terminaron, la sacaron del taller y la pusieron en el jardín.
—Ven, Roco —le llamó Mateo—. ¡Ven a ver tu casa nueva!
El perro movió la cola, ladró de felicidad y fue corriendo directo a su nueva vivienda. Papá sonrió.
—¿Sabes? —dijo—. Este proyecto me recuerda lo que Jesús hizo por nosotros.
—¿Cómo es eso? —preguntó Mateo.
—Bueno —explicó su padre—, la Biblia dice que, debido a que somos pecadores, aun las cosas buenas que hacemos son como trapos sucios. Supongo que podríamos decir que nuestras buenas obras son como los clavos doblados.
—¿Los clavos doblados? —Mateo frunció el ceño—. Creo que no te entiendo.
Papá rio.
—Tienes razón, ese no fue mi ejemplo más claro. Lo que estoy tratando de decir es que los clavos doblados no eran lo suficientemente buenos para esta casa perruna y, de manera semejante, nuestras buenas obras no son lo suficientemente buenas para salvarnos. Nada lo que podamos hacer o decir puede hacer que nos ganemos el amor de Dios o restaurar nuestra relación con Él. Todo depende de la obra de Jesús en la cruz —el padre tomó el martillo y un clavo—. Jesús era perfecto y fue clavado en la cruz por nuestros pecados, porque no éramos capaces de salvarnos a nosotros mismos del pecado y de la muerte. ¡Tanto así nos ama el Señor!
Mateo asintió.
—¡Dios nos ama mucho en verdad!
—Sí —afirmó papá—. Como cristianos, sabemos que le pertenecemos a Jesús. Y a pesar de que sabemos que nuestras buenas obras son como una casa para perro mal hecha, sabemos que Su amor por nosotros es seguro. Lo vemos en Su obra en la cruz. Espero que los dos recordemos Su amor cada vez que veamos la casa del perro.
DARLENE ANDERSON
NUESTRAS BUENAS OBRAS NO PUEDEN SALVARNOS
VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 64:6 (RV60)
TODOS NOSOTROS SOMOS COMO SUCIEDAD, Y TODAS NUESTRAS JUSTICIAS COMO TRAPO DE INMUNDICIA.
¿Sabes cuánto te ama Jesús? Él te ama tanto que vino a morir en la cruz por nuestros pecados, es decir, las cosas que hacemos que ofenden a Dios y a los demás. Como cristianos, cuando vemos madera y clavos, pueden ser un recordatorio de que Dios nos ama y que Jesús venció el pecado y la muerte a través de Su muerte y resurrección. Si no conoces a Jesús como tu Salvador, haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti.
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