Cascanueces
Rosaura se estiró para acercar el tazón con nueces. La niña tomó una pecana y la puso entre los dientes del cascanueces.
—Mamá, ayer en la escuela dominical tuvimos una lección sobre el infierno —comentó con una voz perturbada—. Me dio mucho miedo. ¿Qué tal si voy allá cuando muera?
—El infierno es un lugar aterrador —acordó su madre—. Dios lo creó para el diablo y sus ángeles. La gente que se rehúsa a confiar en Jesús como su Salvador los acompañará allá.
Andrés, el hermano de Rosaura, habló también.
—Pero si confías en Jesús para que te perdone y lave tus pecados, irás al cielo.
—He confiado en Jesús como mi Salvador —dijo Rosaura en voz baja—, pero a veces todavía me preocupa el infierno —la niña sostuvo la pecana con cuidado mientras apretaba el cascanueces. Pero la nuez se resbaló y los dientes del cascanueces se cerraron en su dedo—. ¡Ay! —se quejó, lanzando el cascanueces al tazón—. Ya no quiero seguir abriendo nueces —señaló Rosaura, acariciando su dedo—. ¡Eso me dolió!
—¿Te asusta un pequeño cascanueces? —preguntó Andrés—. ¡A mí no! ¡Mira! —el niño sonrió y puso su dedo entre los dientes del cascanueces. Entonces puso un libro junto a su dedo—. A ver, apriétalo —indicó con la mano estirada. Rosaura obedeció, pero el libro no permitió que los dientes se cerraran. Andrés rio—. ¿Ves? ¡Ni siquiera me dolió!
—El libro soportó toda la presión que Andrés debió sentir cuando metió su dedo en el cascanueces —observó mamá—. Ese es un muy buen ejemplo de lo que Jesús hace por nosotros.
—Creo que entiendo lo que dices —declaró Andrés—. Todos pecamos y merecemos ser castigados por las cosas malas que hemos hecho, pero cuando confiamos en Jesús, Él nos protege del infierno, así como el libro protegió mi dedo. ¿Verdad, mamá?
Su madre asintió.
—Andrés confió en que el libro mantendría a salvo su dedo, Rosaura, y nosotros podemos confiar en que Jesús nos tendrá a salvo, ahora y por toda la eternidad. Él tomó el castigo por nuestro pecado cuando murió en la cruz para que no tengamos que morir nosotros. Podemos tener el gozo de saber que no iremos al infierno. Pasaremos la eternidad con Jesús.
HAZEL W. MARETT
JESÚS TOMÓ TU CASTIGO
VERSÍCULO CLAVE: 1 PEDRO 2:24
ÉL MISMO LLEVÓ NUESTROS PECADOS EN SU CUERPO SOBRE LA CRUZ, A FIN DE QUE MURAMOS AL PECADO Y VIVAMOS A LA JUSTICIA, PORQUE POR SUS HERIDAS FUERON USTEDES SANADOS.
¿Te preocupa la posibilidad de ir al infierno? Todos han pecado y merecen ir al infierno, pero cuando Jesús murió en la cruz, Él tomó ese castigo por nuestro pecado. Si confías en Jesús, no tienes que preocuparte por el infierno. Si no has confiado en Jesús como tu Salvador, no esperes ni un minuto más. Confía en Él ahora mismo y experimenta el gozo de que tus pecados sean perdonados y de saber que tienes vida eterna. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene par ti).
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