El día de descanso de Teo
Teo quería hacer el reino más grande del mundo hecho con Legos. Después de varios días de construcción, su obra de arte llegaba a casi cada habitación de la casa. Le pesaban sus párpados, pero no había terminado.
—Será mejor que te tomes un descanso —le aconsejó su padre cuando se sentaron a almorzar el domingo.
El niño se aguantó un bostezo.
—No tengo tiempo. Tengo trabajo por hacer.
Esa mañana, en la escuela dominical, la maestra de Teo les habló sobre cómo Dios siempre estaba trabajando en sus vidas. El Señor no se dio por vencido con Teo, a pesar de que el niño cometió muchos errores. Dios incluso envió a Jesús para morir, tomando el castigo por los pecados de Teo, para que pudiera vivir con Jesús para siempre. Si el Señor había hecho todo eso por él, y si Dios estaba trabajando siempre en la vida de Teo, él suponía que también debía trabajar duro… y hoy eso significaba construir el reino más grande del mundo hecho con Legos.
Papá limpió a la hermanita menor de Teo, Estela, quien estaba manchada con la salsa de los fideos, y luego la bajó de su silla.
—Hasta los mejores constructores necesitan un día de descanso —le dijo.
—Voy a detenerme cuando haya terminado —el niño se levantó y entró en el cuarto de juegos, donde vio a Estela que gateaba hacia donde estaba su torre más alta.
—¡Estela, no!
La pequeña chocó con los Legos y la torre cayó. Teo estalló en llanto. El labio de Estela tembló y ella también se puso a llorar.
Su padre entró corriendo.
—¿Qué está pasando?
—¡Estela arruinó mi torre!
Papá los acercó a ambos y los sentó en su regazo.
—¿Ya estás listo para tomar un descanso?
Teo apoyó su cabeza en el hombro de su padre, sin dejar de llorar.
—¡No! ¡No puedo darme por vencido con mis Legos!
—¿Sabes, hijo? Cuando Dios creó el mundo, ese fue el proyecto de construcción más grande de la historia —explicó papá—. Dios no necesitaba tomarse un descanso, pero lo hizo. Después de seis días de trabajo, descansó. Y Él nos manda también a descansar.
—¿Y Jesús? —Teo se secó las lágrimas—. Él no tenía tiempo para descansar cuando estaba ocupado salvando al mundo.
—De hecho, Jesús tomó varios descansos durante Su ministerio. Él se tomó el tiempo para estar a solas y orar.
—Pero… ¡yo no estaría así si Estela no hubiera derribado mi torre! —aseguró el niño.
—O quizá te pusiste así porque estabas cansado —opinó papá.
Teo frunció el ceño. Tal vez su padre tenía razón. Quizá no estaría mal tomarse un día de descanso. Después de todo, Jesús se detuvo para descansar, y aun así salvó el mundo.
BECCA WIERWILLE
DEDICA UN TIEMPO PARA DESCANSAR
VERSÍCULO CLAVE: ÉXODO 20:8
ACUÉRDATE DEL DÍA DE REPOSO PARA SANTIFICARLO.
¿Alguna vez has esperado tanto para tomarte un descanso que empezaste a sentir cansancio o frustración? ¿Cómo afectó eso la forma en que tratabas a las personas que te rodeaban? A veces no queremos tomar un descanso. Pero Dios creó el día de reposo como un regalo para nosotros. ¡Si Dios se tomó un tiempo para descansar, nosotros también podemos hacerlo! Podemos descansar porque Jesús ya hizo el trabajo de salvarnos. Cuando hacemos una pausa para descansar y recordar al Señor, eso nos ayuda a crecer para que seamos más como Él.
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