Las lágrimas del mañana
La madre encontró a Rebeca llorando en el patio, mientras miraba a su perrita, Sheba, escarbar las hojas del sembrío de flores. “¿Por qué lloras, hijita?”
“No quiero que Sheba se enferme”, exclamó Rebeca. “Yo sé que el veterinario le sacó esa bolita de su pierna, pero dijo que podría volver a salir”.
“Podría o no podría”, señaló mamá. “Puede que jamás le vuelva a salir”.
“Pero ¿y si sí le vuelve a salir?” Rebeca suspiró. “No quiero que Sheba se muera”.
“Por supuesto que no”, dijo mamá, ofreciéndole a Rebeca un pañuelo. “Pero preocuparte por eso está evitando que disfrutes de tu perrita. Te ves tan triste como si ella hubiera muerto”. Mamá se agachó para acariciar a Sheba. “¿Te acuerdas de lo que le pasó a Job?”
“¿Job?”, preguntó Rebeca. “¿El Job de la Biblia?”
“Sí”, contestó la madre. “Él tenía muchas razones para ser feliz: una familia grande, mucho dinero. Luego perdió todo. Después de que empezaron los problemas de Job, él dijo: ‘Lo que más temía ha venido sobre mí; lo que más me aterraba ha venido sobre mí’”.
“Eso no me hace sentir mejor”, expresó Rebeca.
“¡Espera! No he terminado”. Mamá secó una lágrima de la mejilla de Rebeca. “Todos esos años, Job tuvo a su familia con él. Tenía prosperidad y éxito. Pero ¿creer que su preocupación le ayudó a disfrutar de esas cosas?”
“No”, admitió Rebeca, acariciando la cabeza de Sheba.
“¿Y vivir asustado de perderlo todo evitó que sucediera?”
Rebeca abrazó a Sheba. “No. Pero ¿qué puedo hacer para dejar de estar triste? No tengo un botón para apagar mis sentimientos”.
“No, pero tenemos una decisión, en lo que tiene que ver con preocuparnos por las cosas tristes que no han sucedido”, explicó la madre. “Podemos preocuparnos, lo cual no ayuda, de todas maneras; o podemos elegir darle gracias a Jesús por todo lo que ha hecho por nosotros y por las cosas buenas que tenemos hoy… como Sheba. Podemos hablar con Dios sobre las cosas que nos perturban y después confiar en que Él se encargará de ellas. Eso fue lo que hizo Job. El siguió amando a Dios y creyendo en Él”.
Mamá agarró la pelota y miró a Sheba, quien se puso a menear la cola. “Me parece que ella necesita de alguien con quién jugar”, indicó la madre, lanzando la pelota.
Rebeca salió corriendo. “¡Vamos, Sheba!”, gritó. “Estoy segura de que puedo llegar a la pelota antes que tú”. Sheba la alcanzó rápidamente y se pusieron a correr juntas de un lado al otro en el jardín. – ELISE L. PERL
DISFRUTA HOY DE TUS BENDICIONES
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 6:34
NO SE PREOCUPEN POR EL DÍA DE MAÑANA.
¿Te preocupa lo que podría pasar mañana? Si la preocupación hace que solo te enfoques en lo que podría salir mal, no podrás disfrutar lo que tienes ahora. Cuando empieces a preocuparte, ora por el problema y habla sobre eso con tu papá, tu mamá, o con otro adulto. Luego decide darle gracias a Jesús por las muchas bendiciones que sí tienes y disfrútalas, mientras confías en Él.
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