En la oscuridad
El ambiente en el comedor en el Campamento Macoma se llenó de canciones cuando el grupo de jóvenes se reunió para el devocional de la noche. Una tormenta se estaba formando encima del lago y los truenos y relámpagos interrumpieron los cantos. De repente, el comedor quedó envuelto en tinieblas.
“Quédense quietos”, indicó el señor Miguel. “El señor Echeverri tratará de encender nuevamente las luces”.
Al principio los chicos se quedaron sentados donde estaban, pero en pocos minutos se acostumbraron a la oscuridad y se sintieron más valientes. Algunos de ellos ignoraron la advertencia del señor Miguel y empezaron a moverse por el salón. “Rebeca, hay un ratón en tu pierna”, gritó Cosme.
Beca rio. “Si hubiera un ratón, no podrías verlo”.
Mientras los muchachos se movían de un lado a otro, algo rozó la pierna de Karina. “¿Qué fue eso?”, gritó antes dar un brinco y golpearse la rodilla con una mesa.
“A ver, chicos, ¡cálmense!”, ordenó el señor Miguel, y el grupo se tranquilizó a regañadientes. “Mientras esperamos que vuelva la luz, pensemos en lo que acaba de pasar”, continuó el señor Miguel. “¿Cómo se sintieron el momento en que se apagaron las luces?”
Cosme rio. “Las chicas tenían miedo”, bromeó.
“Creo que todos estaban un poco incómodos”, aseguró el señor Miguel. “Pero cuando se acostumbraron a la oscuridad, algunos de ustedes empezaron a disfrutarla y se divirtieron asustándose unos a otros. ¿Eso estuvo bien?”
“¡No!”, respondió rápidamente Karina. “Creo que es peligroso. Me hice daño en la pierna”.
“Divagar en la oscuridad puede ser peligroso”, concordó el señor Miguel, “y es especialmente peligroso divagar en las tinieblas del pecado. A veces también nos acostumbramos a esa oscuridad. Es posible que nos acostumbremos tanto a algún pecado en particular que empieza a gustarnos. No nos damos cuenta del peligro hasta que nos hacemos daño. Por eso necesitamos a Jesús, Él es nuestra luz. Cuando reconocemos nuestros pecados por lo que son y los confesamos a Dios, Él nos perdona para que podamos andar en Su luz”.
En ese momento, las luces se encendieron y el grupo gritó de alegría. El señor Miguel asintió. “También tenemos la tendencia a olvidarnos que llegará el día en que todo saldrá a la luz. En lugar de ignorar o esconder nuestro pecado, pidámosle a Jesús que nos perdone y nos ayude a vivir a la luz de Su verdad y amor”. — JAN L. HANSEN
CAMINA EN LA LUZ DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 1:7
SI ANDAMOS EN LA LUZ, COMO ÉL ESTÁ EN LA LUZ, TENEMOS COMUNIÓN LOS UNOS CON LOS OTROS.
¿Te gustaría que la gente sepa todo lo que haces? ¿O eso sería vergonzoso para ti? No seas contado como aquellos que “amaron más las tinieblas que la Luz, pues sus acciones eran malas” (Juan 3:19). No tropieces en la oscuridad del pecado cuando puedes caminar en la luz de Jesús. Confiésale tus pecados y pídele que te perdone, y luego camina a la luz de Su verdad y amor.
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