Pesca de paciencia
Caleb se sentó en el balde que su abuelo había puesto al revés sobre el piso. Se acercó al envase y agarró un gusano para pescar. Se sentía frío y baboso entre sus dedos. Miró cómo este se enroscaba arriba y abajo, luchando por librarse.
“Déjame mostrarte cómo poner la carnada en tu anzuelo”. El abuelo tomó la caña de pescar de Caleb y el niño dejó caer el gusano en su palma abierta.
“Yo quiero poner la carnada la próxima vez, abuelo”.
“Claro que puedes hacerlo. Solo debes tener cuidado con el gancho”. El anciano le devolvió la caña a su nieto. “Ahora muéstrame cómo lanzas ese anzuelo”.
Caleb inclinó su caña por encima de su hombro y la sacudió hacia adelante, permitiendo que el anzuelo y el hilo volaran hacia el agua.
“¡Excelente lanzamiento! Ahora esperamos”. El abuelo acomodó una silla plegable y se sentó.
“¿Qué quieres decir con eso de esperar?”, preguntó Caleb. “No me gusta esperar”.
“Esperamos que los peces encuentren la carnada”, explicó el abuelo. “Debemos ser pacientes”.
Caleb frunció el ceño. “Mamá me dice que sea paciente cuando es mi cumpleaños o Navidad y quiero abrir rápido los regalos”.
Su abuelo rio. “No lo dudo. Pero aprender la paciencia es importante”.
“¡Es que es tan difícil!”, exclamó el niño. “Me cansa esperar por la cena cuando me muero del hambre o de ayudar a mi hermanita para que aprenda a hacer las cosas, esperar que empiece mi programa favorito en la televisión”.
“Sé que a veces es difícil, pero ser paciente es una de las maneras en que mostramos el amor de Dios a otros. Jesús mostró mucha paciencia. Hubo muchas veces en las que Él tuvo que ser paciente con Sus discípulos. A pesar de que vieron Sus milagros y oyeron Sus historias, les tomó un tiempo entender que Él era el Hijo de Dios que había venido a morir en la cruz por los pecados del mundo”.
“Entonces, si me siento impaciente, ¿debería pensar en Jesús?”, preguntó Caleb.
“Esa es una buena idea”, opinó el abuelo. “Él siempre es paciente con nosotros y te ayudará para que también seas paciente”.
Caleb sonrió. “¿Aun si mamá se tarda mucho en servir la cena?”
“Sí, aun con eso… pero si la ayudaras, no tendrías que esperar tanto”, afirmó el abuelo con un guiño, antes de señalar la caña de pescar del niño. “¡Mira! Creo que un pez mordió el anzuelo. ¡Recoge el sedal para ver!” — LORI HULVEY
APRENDE A SER PACIENTE
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 4:2
QUE VIVAN CON TODA HUMILDAD Y MANSEDUMBRE, CON PACIENCIA, SOPORTÁNDOSE UNOS A OTROS EN AMOR.
¿Te cuesta ser paciente? ¿Quieres que las cosas sucedan rápidamente y en tu tiempo? Cuando te parezca difícil esperar por algo, piensa en Jesús y en cuán paciente es Él. Jesús tuvo paciente con Sus discípulos y siempre tiene paciencia cuando está tratando de enseñarte algo. Confía en que Él te ayudará a mostrar Su amor y paciencia a los demás, mientras esperas.
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