Huellas en la vida
“Tengo malas noticias para ustedes”, anunció mamá una mañana, cuando Graciela y Elías bajaron a desayudar. Su madre trató de verse triste, pero sus ojos centelleaban. “Acabo de recibir un mensaje de texto que dice que la escuela está cancelada hoy debido a la tormenta de nieve. Muchos caminos están cerrados”.
“¡Qué bien!”, exclamó Graciela. “Desayunemos rápido, Elías, para que vayamos a jugar en la nieve”. El niño asintió, emocionado, y ambos se sentaron a comer.
En pocos minutos, los dos hermanos estaban haciendo ángeles en la nieve, saltando en montículos de nieve y jugando a las guerras con bolas. Entonces decidieron unirse a varios niños del vecindario que jugaban en un terreno vacío cercano. Todos se reían mientras caminaban por las nieves profundas de la vereda que todavía no había sido barrida.
Habían estado jugando poco tiempo con los otros niños cuando oyeron una vocecita: “¡Hola, Graciela! También quiero jugar”.
Se dieron vuelta y encontraron a la pequeña que vivía en la casa de al lado. “¡Samara debe habernos seguido hasta acá!”, expresó Graciela. “Tendré que llevarla a su casa”. La niña tomó la mano de la pequeña y se dirigieron a la casa.
La madre de Samara había estado buscándola. Se sintió aliviada al verlas y Graciela explicó lo que había ocurrido. “Pisé donde pisó Graciela”, le contó la pequeña, muy contenta. Ella reía mientras demostraba cómo lo había hecho, dando pasos largos para poder pisar las huellas de Graciela. “Es divertido”.
Mientras Elías y Graciela almorzaban esa tarde, le contaron a su mamá sobre la diversión que tuvieron en la nieve y sobre la pequeña Samara, quien lo había seguido pisando las huellas de Graciela. La madre asintió. “Siempre hay alguien que sigue nuestros pases. Es bueno que lo recordemos”.
“¿A qué te refieres?”, preguntó Graciela. “Samara nunca nos había seguido antes”.
“Samara vio cómo se estaban divirtiendo y quiso unirse a ustedes, así que siguió tus huellas en la nieve”, explicó mamá. “Otros suelen seguir nuestras huellas en la vida de un modo parecido. Cuando mostramos a los demás el amor de Jesús y Su perdón, eso puede hacer que ellos quieran conocerlo mejor. Tu ejemplo podría llevar a las personas a Jesús y ayudar a otros cristianos a crecer en su fe. Cuando los demás vean el gozo que tienes al seguir a Jesús, ¡van a querer seguirlo también!” — BARBARA J. WESTBERG
SÉ UN BUEN EJEMPLO
VERSÍCULO CLAVE: TITO 2:7
MUÉSTRATE EN TODO COMO EJEMPLO DE BUENAS OBRAS.
¿Qué clase de ejemplo das a los demás, para que lo puedan seguir? ¿Ven el gozo que tienes por conocer a Jesús? ¿Tus palabras y acciones muestran la diferencia que Él ha hecho en tu vida? Mientras caminas en las huellas de Jesús, ¡tu ejemplo podría guiar a otros para que también lo sigan!
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