Trabajo en equipo

“Bueno, niños”, exclamó el entrenador Jiménez.  “Si quieren dar las pruebas para arquero, han una fila junto al arco”.  Sergio corrió al final de la cancha de fútbol y se unió a la fila que se formaba en ese lugar.  “Sergio”, le llamó el entrenador, “veamos lo que puedes hacer”.

El niño observó cuidadosamente mientas dos jugadores se acercaban al arco, pateando la pelota de un lado al otro.  Cuando uno de ellos envió una poderosa patada hacia la meta, Serbio se agachó para bloquear el balón, pero este lo golpeó.  Salvó solo uno de los varios intentos de gol.  “Aquí se acabó mi oportunidad de ser aquero”, pensó con tristeza.

Después de la práctica, el entrenador Jiménez se acercó para hablar con él.  “Sergio, espero que no estés muy decepcionado por no haber sido el arquero elegido.  El equipo no puede darse el lujo de perderte como mediocampista, de todas maneras.  Correr y mover la pelota es lo tuyo”.

Esa noche, en la cena, Sergio repitió lo que le había dicho.  “Pero todavía quisiera ser el arquero”, agregó.  “Sin embargo, si el equipo realmente me necesita en el medio campo, supongo que no importa que no sea un buen arquero”.

“Lo importante es que trabajes con los demás miembros del equipo y juegues la posición que te ayude a construir un equipo”, aseguró su padre, antes de ingerir un bocado de espagueti.  “Eso es también lo que debemos hacer en el equipo de Dios”.

Sergio se rascó la cabeza.  “No creo que Dios tenga un equipo de fútbol, papá”.

El padre limpió su boca con una servilleta y sonrió.  “No, no un equipo de fútbol, sino la Iglesia… lo que significa todos los cristianos, en todo el mundo, funcionan como un equipo.  Dios nos da a cada uno de nosotros dones y talentos especiales, y debemos trabajar juntos para Él.  No todos recibimos los mismos talentos, y a veces creemos que deberíamos tener algo diferente a lo que hemos recibido.  Pero cuando todos usamos nuestros dones para mostrar a otros el amor de Jesús, le damos gloria a Él, como equipo”.

“¿Te refieres a la forma en que otras personas pueden predicar y otras pueden cantar?”, preguntó Sergio.

“Correcto.  Y algunos, como tú, son buenos para animar a otros”, señaló su padre.  “Dios nos da una gran variedad de dones, y cada uno es necesario.  Démosle gracias a Dios por los dones que tenemos, y usémoslos para servirlo a Él”.  —  BRENDA M. RICE

DA GRACIAS POR LOS DONES QUE DIOS TE DA

VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 12:6

Y HAY DIVERSIDAD DE OPERACIONES, PERO ES EL MISMO DIOS EL QUE HACE TODAS LAS COSAS EN TODOS.

¿Estás feliz con los dones, es decir, las habilidades o talentos, que tienes?  ¿O desearías tener un don que Dios ha dado a otra persona?  En Su sabiduría, Dios te ha dado los dones y responsabilidades que Él sabe que son mejores para ti.  Da gracias por ellos y úsalos para demostrar a otros el amor de Jesús y darle gloria a Él.

Clave de Hoy
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