La rueda del alfarero
“¡Este fue un cumpleaños genial!”, compartió Melina con sus padres. “Me encantan mis regalos, especialmente la rueda de alfarería. Me muero de ganas de usarla”.
Al día siguiente, Melina descubrió que usarla era mucho más difícil de lo que parecía. La primera vez que trató de utilizar la rueda, esta giraba tan rápido que lanzó pedacitos de barro húmedo por todos lados. La niña se levantó y limpió el área antes que el barro se secara y quedara pegado, para empezar de nuevo.
Esta vez todo iba bien hasta que el barro que ella quería convertir en un tazón se resbaló de repente del centro de la rueda. Al instante su tazón quedó torcido. Melina suspiró, hizo una bola con el barro y empezó de nuevo. Su persistencia dio resultados y finalmente formó un pequeño tazón.
Al día siguiente, Melina fue a la casa de sus abuelos para mostrarles su tazón. Mientras corría por las gradas de la entrada, oyó a su abuela cantar: “Yo quiero ser, Señor amado, como el barro en manos del alfarero. Toma mi vida, hazla de nuevo. Yo quiero ser un vaso nuevo”. A la niña le pareció haber oído esa canción alguna vez en la iglesia.
El abuelo y la abuela se emocionaron al ver el tazón de Melina. “Fue difícil hacer que me saliera bien”, les contó. “El barro actuaba como si tuviera mente propia y no quería ser moldeado como un tazón. Primero se desparramó por todos lados, luego se deslizó de la rueda. Pero al fin lo terminé”.
Su abuelo sonrió. “¿Oíste la canción que la abuela estaba cantando cuando llegaste?”, le preguntó. “En esa canción, le pedimos a Dios que nos moldee y nos forme según Su voluntad. Pero a veces somos como ese barro y no queremos ser moldeados. En ocasiones, luchamos en contra de la voluntad de Dios”.
“¿Como cuando no queremos hacer lo que deberíamos?”, preguntó la niña.
“Sí”, respondió la abuela. “Dios está haciendo que seamos más como Jesús y podemos confiar en Su plan para nuestras vidas. En lugar de tratar de hacer las cosas a nuestra manera o enojarnos cuando permite que sucedan cosas que no nos gustan, debemos confiar en que Dios usará todas nuestras experiencias para moldearnos y hacernos un recipiente útil”. Ella sonrió a su nieta. “¡Eso es algo que puedes recordar cada vez que uses tu rueda de alfarería!” — RAELENE E. PHILLIPS
DEJA QUE DIOS TE MOLDEE
VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 64:8
OH, SEÑOR, TÚ ERES NUESTRO PADRE, NOSOTROS EL BARRO, Y TÚ NUESTRO ALFARERO; OBRA DE TUS MANOS SOMOS TODOS NOSOTROS.
¿Aceptas con una buena actitud la guía de Dios en tu vida? Él utiliza a padres, maestros, amigos y todo tipo de experiencias para ayudar a moldearte y hacerte más como Jesús. Dios utiliza los tiempos buenos y difíciles para ayudarte a conocer Su amor por ti y enseñarte a depender de Él. Dios es el Alfarero. No pelees contra Él. Permite que te convierta en un hermoso vaso para Su gloria.
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