Llévalos a ver
“¿De qué se trata la historia de hoy, mamá?”, preguntó Sabrina cuando la familia se reunión para su tiempo de historias, oración y lectura bíblica de cada noche.
“Es una historia sobre un hombre ciego en África”, contestó su madre. “Él oyó de un doctor que podía operarle sus ojos. Escuchen”. Mamá comenzó a leer: “Ktiba caminó por muchos kilómetros. Necesitó mucha ayuda en el camino, pero finalmente se las arregló para llegar al hospital. ‘Haré todo lo posible para ayudarle’, le dijo el médico. Hizo varias pruebas y decidió operar los ojos de Ktiba. Después de la cirugía, Ktiba tuvo que esperar muchos días para que le quitaran las vendas. Cuando finalmente llegó el momento de quitar el vendaje, Ktiba esperó con nerviosismo mientras el doctor desenvolvía su cabeza. Entonces… ‘¡Oh! ¡Puedo ver!’, exclamó Ktiba. ‘¡Puedo ver!’”
Sabrina aplaudió. “¡Qué bien!”
La madre asintió y siguió leyendo. “¿Qué crees que hizo Ktiba después? ¿Se quedó en casa para disfrutar su visión? No, se fue por todas las aldeas y buscó a otros ciegos. Los guio en la larga caminata hacia el hospital. ‘Estas personas también necesitan ver’, le dijo al médico. Una vez más, el doctor hizo lo que pudo para restaurar la vista a muchos más”. Mamá sonrió y cerró el libro.
“Qué buena historia”, opinó papá, “y tiene una buena lección para nosotros. ¿Alguien sabe cuál es esa lección?” Nadie habló por un momento. “Les daré una pista. Así como el ciego llevó a otros al médico para que reciban ayuda, los cristianos deberían llevar a otros para ver al Gran Médico, y ese es…”
“¡Jesús!”, exclamó Sabrina.
“Correcto”, afirmó su padre. “La gente que no lo conoce está ciega espiritualmente y son peores que aquellos que no pueden ver con sus ojos físicos. Los que conocemos a Jesús hemos recibido la vista espiritual y podemos ayudar llevando a otros a Él, para que también puedan ser sanados de su ceguera espiritual”.
“Pensemos en alguien a quien podríamos llevar a Jesús”, sugirió mamá.
“Puede ser mi amiga, Julia”, pensó Sabrina. “Ella no va a la iglesia y no he hecho nada para llevarla a Jesús. ¡Le contaré sobre Él y voy a ver si desea venir a la iglesia conmigo uno de estos días!” — RUTH I. JAY
LLEVA A OTROS A JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 1:42
ENTONCES [ANDRÉS] LO TRAJO [A PEDRO] A JESÚS.
¿Conoces el gozo de llevar a alguien a Jesús? Mientras leías el pasaje de la Escritura de hoy, ¿te fijaste que cuando Jesús llamaba a las personas para que lo siguieran, estos traían a otros? Andrés trajo a Pedro. Felipe trajo a Natanael. ¿A quién has llevado a Jesús? ¿Cómo puedes alcanzar a otros y ayudarles a ver quién es Él, para que puedan conocer Su amor y Su perdón al igual que tú?
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