Lucio y su nueva concha
—¿Qué piensas, Lucio? ¿Quieres ir a comprar una nueva concha? Parece que la que tienes ya te queda pequeña —le dijo Bolívar a su cangrejo ermitaño.
—Hijo, ¿estás listo? —le gritó su madre desde la puerta.
—Voy —contestó Bolívar mientras cargaba la jaula de su cangrejo ermitaño—. ¡Vamos, Lucio!
En el automóvil, el niño dijo:
—Me parece tan interesante cómo los cangrejos ermitaños se mudan de su vieja concha y buscan otra cuando crecen. Es como mudarse a una nueva casa.
—Creo que sí —afirmó mamá.
Cuando llegaron a la tienda de mascotas, el dueño los saludó.
—¿Cómo puedo ayudarlos hoy? —preguntó.
Bolívar puso la jaula en el mesón.
—Lucio necesita una concha más grande.
—Bueno, creo que sí puedo ayudarte con eso. Trae acá a Lucio y veamos qué tamaño de concha necesita.
Había muchas conchas para elegir, y Bolívar las examino cuidadosamente.
—Creo que a Lucio le gustaría esta —opinó mientras le entregaba al dueño una hermosa concha gris y blanca.
Cuando regresaron al automóvil, Bolívar puso la nueva concha en la jaula de Lucio.
—¿Cuánto tiempo crees que le tome encontrar su nuevo hogar para mudarse?
—Te apuesto a que se habrá cambiado al final de día —aseguró su madre.
Mamá tenía razón. No pasó mucho tiempo antes que Lucio se mudara a su nueva concha, y Bolívar, entusiasmado, se lo mostró a su padre esa noche.
—Los cangrejos ermitaños son geniales por eso, ¿no crees? —señaló papá mientras admiraba la nueva concha de Lucio—. Cuando crecen, se cambian de una concha a otra. Eso me hace acuerdo de nuestro caminar cristiano. No solo crecemos físicamente, sino que, cuando nos hacemos cristianos, crecemos también espiritualmente. El Señor no quiere que nos quedemos como bebés chiquitos. Él desea hacernos crecer y madurarnos en nuestro caminar espiritual con Él.
Su padre tomó una Biblia y la abrió en 1 Pedro 2:2.
—Deseen como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcan para salvación —leyó.
—¿Qué es la leche pura de la palabra? —preguntó Bolívar.
—La verdad y las promesas de Dios —respondió papá—. Cuando vamos conociendo mejor a Jesús, aprendemos a confiar en Él cada vez más, y el Señor nos ayudará a crecer en nuestra relación con Él.
LISA FULLER
CRECE EN TU RELACIÓN CON JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: 2 PEDRO 3:18
CREZCAN EN LA GRACIA Y EL CONOCIMIENTO DE NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR JESUCRISTO.
¿Estás madurando en tu caminar con el Señor? Jesús no quiere que nos quedemos como bebés chiquitos en nuestro caminar con Él. Dios quiere que crezcamos en nuestra fe, confianza y conocimiento de Él, para que podamos compartir Su verdad con los demás. Cuando aprendemos sobre el Señor en la Biblia, cuando pasamos tiempo con Él en oración, Dios nos ayuda a crecer en nuestro entendimiento de quién es Él y lo que ha hecho por nosotros.