Choque y fuga

—¡Oh, no! —exclamó Jonás mientras él y su madre miraban fijamente la abolladura en su automóvil—. ¿Qué pasó?

—Parece que alguien nos chocó mientras estábamos haciendo las compras, pero quien haya sido no dejó una nota para hacerse responsable —mamá suspiró—. Bueno, no podemos hacer mucho, pero supongo que deberíamos hacer una denuncia en la policía.

Después de hacer la denuncia, Jonás y su madre fueron rápidamente a su casa para contarle a papá sobre el accidente.

—Bueno —comentó el padre cuando salió a mirar el automóvil—. Estoy agradecido porque solo es el carro el que tiene daños. Nadie resultó herido —él examinó la abolladura en el guardafangos—. No es tan grave el daño, pero puede ser bastante caro. Llamaré a la compañía de seguros. Estoy seguro de que lo cubrirán.

—Espero que sí, pero todavía no me parece justo —expresó Jonás—. La persona que nos chocó debería pagar por la reparación. Fue su culpa.

—Lo sé, hijo, pero no podemos hacerles pagar si no sabemos quiénes fueron —explicó mamá—. Entonces, si el seguro no lo cubre, tendremos que pagarlo nosotros.

—¿Qué? ¡Eso no es justo para nada! —se quejó Jonás—. Eso me enoja. No deberíamos tener que pagar si no fue nuestra culpa. Quien nos haya chocado no debería salirse con la suya.

—No, y si al fin tenemos que pagar por los daños que fueron culpa de otra persona, no puedo decir que vayamos a estar muy felices —admitió papá.

—Yo tampoco —indicó su madre—. Pero es bueno conducir sin esa abolladura en el automóvil.

—¿Les digo una cosa? —comentó papá—. Cuando nos sentimos molestos porque alguien se sale con la suya sin pagar, recordemos que tampoco tenemos que pagar por todo lo que deberíamos. Jesús pagó voluntariamente el precio por nuestro pecado al morir en la cruz, aun cuando sabía de quién era la culpa: ¡nuestra!

—Es cierto —afirmó mamá—. Así que no desperdiciemos nuestra energía enojándonos por este choque. Tenemos tanto por lo cual estar agradecidos: nadie salió herido, el daño del automóvil no es grave y, sobre todas las cosas, ¡Jesús pagó el precio por nuestro pecado, para que nosotros no tengamos que hacerlo!

HAZEL W. MARETT

JESÚS PAGÓ POR TU PECADO

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 5:8

DIOS DEMUESTRA SU AMOR PARA CON NOSOTROS, EN QUE SIENDO AÚN PECADORES, CRISTO MURIÓ POR NOSOTROS. 

¿Te enojarías si tuvieras que pagar por algo que no fue tu culpa? Eso es natural. Pero solo piénsalo… ¡Eso es exactamente lo que Jesús hizo por ti! El Señor te ama tanto que murió para pagar el precio por tu pecado, para que pudieras tener vida eterna con Él. Si no has confiado en Jesús como tu Salvador, hazlo hoy mismo y Él cubrirá el costo de tu pecado para que tú no tengas que pagarlo. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).