Un tesoro temporal

“Esto valdrá mucho dinero algún día”, declaró Noé con orgullo al admirar su colección de estampillas.  Era muy cuidadoso al manejar cada estampilla y no quería que nadie más las tocara.

Una tarde, una vecina fue a visitarlos con su hijo pequeño.  Mientras platicaba con la mamá de Noé, el pequeño Judá deambuló a la habitación de Noé.  “Mami, ¡mira lo que encontré!”, le contó Judá cuando ella lo llamó porque ya era hora de irse.  Agarradas en su puño diminuto estaban algunas de las estampillas de Noé.  Judá se había trepado a la cama del niño y alcanzado la colección que estaba en la cómoda.

“¡Judá!”, exclamó su madre, volviéndose a Noé, quien acababa de entrar.  “Lo siento mucho.  Espero que estén bien”, le dijo, soltando las estampillas de la mano de Judá y entregándoselas a Noé.

Las visitas se fueron y el niño corrió a su habitación.  “¡Ese pequeño malcriado!”, se quejó.  “Las páginas de mi libro están todas arrugadas.  ¡Mi colección está arruinada!”

“No está arruinada, Noé.  Puedes alisar las estampillas y las páginas arrugadas”, aseguró mamá, después de inspeccionar el libro.

“Bueno, ¡ya no tendrá ningún valor!”, lloró Noé, enojado.  “Si vuelvo a ver a ese niño, ¡le enseñaré una lección!”

Su madre frunció el ceño.  “Puedo entender por qué estás molesto, pero hay cosas más importantes que las cosas que atesoramos y con las que nos rodeamos.  ¿Crees que la forma en que estás reaccionando ante lo que pasó con tus estampillas demuestra ante los demás cómo es Jesús?”

Noé suspiró.  “Entonces, ¿está mal tener una colección de estampillas?”

“No”, contestó mamá, “pero sí está mal querer hacer que esa colección o de cualquier otro tesoro terrenal sea tan importante que se encuentre delante de tu amor por Dios o por las demás personas”.  Ella acarició el hombro de su hijo.  “Recuerda que Judá es casi un bebé.  Será mejor que estés dispuesto a perdonarlo.  Aprovecha esta oportunidad para guardar tesoros que perduren para siempre”.

“¿Te refieres a que guarde las estampillas en una repisa más alta la próxima vez?”

“Esa sería una buena idea, pero en realidad me refiero a que, al darle más valor a Judá que a tus estampillas y elegir mostrarle el amor y el perdón de Jesús, puedes guardar tesoros en el cielo, donde nunca podrán dañarse”.

Noé miró al piso y asintió.  “Está bien, así lo haré”.  —  BARBARA RIEGLE

ACUMULA TESOROS EN EL CIELO

VERSÍCULO CLAVE: MATEO 6:20

ACUMULEN TESOROS EN EL CIELO.

¿Tienes tesoros en el cielo tanto como en la tierra?  Da gracias por todas las cosas buenas que Dios te ha dado aquí, pero no te aferres demasiado a ninguna de ellas.  Todas son temporales.  Lo que es más importante es tener una relación con Jesús y compartir Su amor con otros.  Cuando vives para Él y para Su gloria, acumulas tesoros en el cielo, donde durarán para siempre.

Clave de Hoy
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