Que mejore

Tatiana observaba cómo su hermanita menor, Belinda, ponía su muñeca bebé en su cuna.  “Buenas noches”, susurró la pequeña mientras cubría a la muñeca con una manta.  Ella puso tres muñecas más en su cama.  “Una, dos, tres”, contó.  “¡Esos son los años que tengo!”

Tatiana rio.  “Sí, Belinda, tienes tres años.  ¡Eres tan grande!”

La hermanita menor sonrió, pero su sonrisa se desvaneció rápidamente cuando Luna, su perrita, entró dando brincos en la habitación y arrebató una de las muñecas que Belinda había dejado en la cama.  “¡No!”, gritó la niña.  “¡Devuélveme mi muñeca!”  Ella logró agarrar uno de los brazos de la muñeca, pero Luna creyó que era un juego, así que no soltó el juguete y empezó a sacudir su cabeza de un lado a otro.  Entonces se oyó el ruido de cuando algo se rompe.

Tatiana se interpuso y logró sacar la muñeca de la boca de la perrita.  Casi arrancó el brazo de la muñeca y parte del relleno se había salido.

“¡Luna es mala!”, exclamó Belinda, mirando a su hermana.  “¿Me puedes dar una curita para mi muñeca?”

Tatiana examinó el juguete.  “Una curita no hará que su árbol mejore, Belinda”.

“La curita hizo que mi dedo mejore”, aseguró la pequeña.

La hermana mayor negó con la cabeza.  “La curita no fue la que curó tu dedo lastimado.  Solo lo mantuvo limpio y a salvo”.

“Entonces, ¿cómo se sanó?”, preguntó Belinda.

“Dios lo sanó”, afirmó Tatiana.  “Él nos creó de forma maravillosa, para que cuando nuestros cuerpos se lastimen, normalmente puedan luchar contra los gérmenes e infecciones para sanar”.

Belinda frunció el ceño.  “¿Normalmente?”

Tatiana asintió.  “A veces nuestros cuerpos se enferman demasiado y no pueden mejorar por su cuenta.  En esos casos, Dios podría usar a los doctores, la medicina o incluso un milagro para sanarnos.  Pero aun si Él decide no sanarnos en seguida, de todos modos, debemos confiar en Él.  Jesús promete que nos dará nuevos cuerpos algún día.  ¡Esos cuerpos nunca se lastimarán ni enfermarán!”

Belinda se veía preocupada.  “¿Mi muñeca necesita un nuevo cuerpo?”

Tatiana sonrió y con delicadeza volvió a poner la muñeca en los brazos de su hermanita.  “No, ella estará bien.  Pidámosle a mamá que le vuelva a coser el brazo”.

“Me alegra que mi mamita pueda hacer que mi muñeca mejore”, declaró Belinda.  “¡Y me alegra más que Dios también pueda hacer que yo mejore!”  —  PAT L. RENNIE

DIOS SANA

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 103:2-3

BENDICE, ALMA MÍA, AL SEÑOR, … EL QUE SANA TODAS TUS ENFERMEDADES.

¿Alguna vez le has dado gracias a Dios por haberte dado un cuerpo maravilloso que puede sanarse?  Agradécele por los doctores y la medicina que usa con frecuencia para ayudarte cuando no estás bien, pero recuerda que solo Dios tiene el poder para sanar.  Confía en que Él te sanará si eso es lo mejor para ti.  Si no ves que hay sanidad, sigue confiando en Dios de todos modos.  Si Lo conoces como tu Salvador, Él te ha sanado de la enfermedad del pecado y promete que un día también sanará tu cuerpo por completo.

Clave de Hoy
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