Pecados apestosos

“Rolando”, llamó su mamá, “por favor, ¿puedes sacar la basura?  Tuve que deshacerme del viejo tacho de basura, así que, por ahora, tendrás que amontonar las bolsas en el garaje”.

Rolando puso mala cara.  “¿Por qué no puede Margarita sacarla, solo por esta vez?  Ella solo se la pasa sentada, chateando con sus amigos”.

Margarita le devolvió la mala cara.  “¡Al menos yo sí tengo amigos!”

“¡Basta, los dos!”, exclamó mamá.  “¿Por qué tienen que pelear todo el tiempo?”

Rolando no dijo nada más, mientras sacaba de mala gana la basura.

Cuando entraron al garaje, un par de días después, Margarita se tapó la nariz al salir del automóvil.  “¡Guácala!  ¡Algo huele terrible por aquí!”

“¡Es la basura!”, señaló la mamá.  “Saquemos estas bolsas a la puerta.  Le voy a mandar un mensaje a tu papá para recordarle que compre un nuevo tacho para la basura, antes de volver a casa”.

“¡Oye!  ¡Regresa acá!  ¡Tienes que ayudar!”, le gritó Rolando a Margarita, quien estaba entrando en la casa.  “Con razón no conseguiste un papel en el teatro de la escuela… ¡Seguramente sabían que eras demasiado perezosa como para aprenderte tus líneas!”

Margarita pateó la bolsa que su hermano sostenía.  “¡Cállate, bobito!”, gritó.

“¡Ya, suficiente!”, dijo su madre severamente.  “Ambos tienen que ayudar”.

Cuando terminaron, mamá les hizo ir a la cocina y sentarse.

“Sus actitudes me recuerdan a esa basura”, les contó.

“Lo siento”, murmuró Rolando.  “¿Ya puedo levantarme?”

“¡No!”  Mamá sacó una silla y se sentó.  “La manera en que han estado actuando apesta más que la basura que sacaron hoy del garaje.  Ese tipo de cosas, como las malas actitudes, el egoísmo, la envidia, hiere a las personas a las que Jesús quiere que amemos y las aleja de nosotros.  Esa es la razón por la que debemos confesar esos pecados apestosos a Jesús.  Él nos perdonará y nos hará limpios”.

Margarita y Rolando asintieron, luego se miraron.  “Lo siento”, dijeron al unísono.  Eso los hizo sonreír.

“Muy bien”, indicó mamá.  “Jesús también está feliz porque están arrepentidos”.  Ella se puso de pie y sonrió.  “¡Ya está oliendo mejor por aquí!”BARBARA WESTBERG

CONFIESA TU PECADO Y JESÚS TE LIMPIARÁ

VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 1:9

SI CONFESAMOS NUESTROS PECADOS, ÉL ES FIEL Y JUSTO PARA PERDONARNOS LOS PECADOS Y PARA LIMPIARNOS DE TODA MALDAD.

¿Has notado alguna basura apestosa en tu vida últimamente?  Los pecados como la crueldad, el chisme, la pereza, el egoísmo y las palabras groseras pueden hacer que tu vida huela mal y herir tus relaciones con los demás.  ¡Pídele a Jesús que saque la basura!  Cuando confiesas tus pecados y le pides a Jesús que se los lleve, Él te perdona y te limpia.

Clave de Hoy
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