Nadie es lo suficientemente bueno

—A ver, voy a intentarlo otra vez —indicó Aurora.  La niña se dio la vuelta, saltó a la piscina con un tremendo chapuzón y nadó una distancia corta.  Después se sostuvo del borde de la piscina y tomó una bocanada de aire.  Buscó angustiada a su padre mientras subía por la escalerilla para salir—.  Me rindo, papá.

—No te des por vencida.  Estás mejorando, hijita —le consoló su padre mientras le ofrecía una toalla—.  Vamos, tómate un descanso.

Aurora y su papá se acercaron a la cafetería y compraron perros calientes, papitas y bebidas frías.

—Papá, ¿conoces a mi amiga Corina? —preguntó Aurora mientras comían; su padre asintió—.  Ella irá al club de Biblia conmigo —agregó la niña—.  La señorita Amanda siempre invita a los niños que quieren ser salvos para que pongan su confianza en Jesús, pero Corina cree que ella está bien así.  Dice que sabe que todavía no es lo suficientemente buena, pero está esforzándose para mejorar y cree que sí está mejorando.  ¿Cómo puedo convencerle de que no somos salvos por ser buenos?

—¡Guau!  Pensémoslo un poquito —el padre le dio un mordisco a su perro caliente y masticó pensativo—.  ¿Corina sabe nadar?

Aurora rio.

—Tanto como yo y, como sabes, eso no es tan bueno.

Papá sonrió.

—Pregúntale si podría nadar desde México hasta Argentina.

—¡Hasta Argentina! —exclamó Aurora—.  ¡Ni ella ni yo podemos siquiera nadar al otro lado de la piscina!

—¿Crees que los nadadores olímpicos podrían hacerlo? —preguntó el padre—.  ¿Podrían nadar desde México hasta Argentina?

—Lo dudo —contestó Aurora—.  Incluso los nadadores olímpicos se cansarían después de un rato.

—Exactamente —afirmó papá—.  El mejor nadador del mundo no es lo suficientemente bueno para nadar desde México hasta Argentina.  Si alguien lo intentase, necesitaría que lo rescaten.  Y ninguno de nosotros es lo suficientemente bueno para ser aceptado por Dios por nuestra cuenta.  Todos hemos pecado al hacer lo malo, y nadie que tenga pecado puede estar en la presencia de Dios.  Todos tenemos que Jesús nos rescate, o nos salve, de nuestros pecados.

Aurora asintió.

—Se lo diré nuevamente a Corina —la niña sonrió—.  Estoy segura de que estará de acuerdo en que nadie es lo suficientemente bueno como para nadar desde México hasta Argentina, y quizá esto le ayudará a entender que nadie podría ser nunca lo suficientemente bueno como para llegar al cielo.  Todos necesitamos que Jesús nos salve.

HOLLY F. CEPEDA

NECESITAS A JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: TITO 3:5 (PDT)

ÉL NOS SALVÓ GRACIAS A SU MISERICORDIA, NO POR ALGO BUENO QUE HUBIÉRAMOS HECHO.

¿Estás tratando de ser lo suficientemente bueno para ir al cielo por tu cuenta?  Puedes tratar de ser bueno, pero nunca será suficiente.  Ninguna de tus buenas acciones puede quitar tu pecado.  Es por eso que necesitas que Jesús te salve.  Él tomó el castigo por tus ofensas al morir en la cruz, ¡y después resucitó para que puedas tener vida eterna!  Confía en Él para recibir la salvación.  (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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