La parada del autobús escolar

El autobús de la escuela debía llegar en cualquier momento, así que Enrique empezó a atragantarse con su cereal.  Luego, con el rabo del ojo vio que su hermanita menor, Ana, agarraba su tableta.  El niño dejó su cuchara, se lanzó al otro lado de la cocina y la arranchó de las manos de su hermanita.

“¡No toques mi tableta!”, gritó.  “Te dije que nunca toques mis cosas.  ¡Tú rompes todo!”

Ana se echó a llorar y su mamá vino corriendo a la cocina para cargarla.  “¿Qué pasó?”, preguntó.

“Ana estaba metiéndose otra vez con mis cosas”, contestó Enrique.  “¿Te acuerdas de que la semana pasada rompió mi carro a control remoto?”

“Pero ella no tuvo la intención de romperlo”, dijo la madre, inspeccionando la tableta para ver si había algún daño.  “Tampoco averió tu tableta.  Tú también fuiste pequeño, Enrique.  ¿Qué quiere Jesús que hagas?”

Enrique se detuvo, sintiéndose culpable.  “No fue mi intención hacerla llorar.  Lo siento, Ana”.  El niño abrazó a su hermana y ella se calmó.

Enrique frunció el ceño mientras ponía el plato de su cereal en el fregadero.  “Supongo que no de debía haber gritado.  ¿Está Dios decepcionado conmigo?”

Mamá le acarició el cabello: “Dios sabe que todos nos equivocamos.  Esa es la razón por la que Él envió a Jesús a morir por nosotros, para que seamos perdonados.  Puedes decirle a Él que lo sientes”.

“Pero ¿cómo sabemos que Dios nos ha perdonado?”, preguntó Enrique.

La mamá sonrió y señaló a la ventana.  “¿Crees que el autobús de la escuela vendrá hoy?  ¿Aunque todavía no puedas verlo?”

“Por supuesto”, respondió Enrique.

“¿Por qué?”

“Porque viene todos los días en que hay clases”, indicó Enrique.

“Dios es así”, explicó mamá.  “Él nunca cambia.  Siempre puedes contar con que Él te perdona, y Ana también te perdonará.  Ella solo toca tus cosas porque está tratando de ser como tú.  Ana admira a su hermano mayor”.

“Lo sé”, susurró Enrique.  “Le pediré a Dios que me ayude a ser más amable con ella y a ser un mejor ejemplo”.

El autobús escolar se estacionó en la parada y Enrique miró el reloj.  Eran las 08h15, como todos los días.  El niño recogió su mochila y salió corriendo por la puerta.  Le parecía genial saber que hay cosas con las que podía contar. ABIGAIL SINGREY

PODEMOS CONTAR CON EL PERDÓN DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 1:9

SI CONFESAMOS NUESTROS PECADOS, ÉL ES FIEL Y JUSTO PARA PERDONARNOS LOS PECADOS Y PARA LIMPIARNOS DE TODA MALDAD.  

¿Cuáles son algunas cosas en tu vida con las que puedes contar?  A lo mejor comes el mismo desayuno todos los días o tus padres te dicen lo mismo todas las noches, antes de que vayas a dormir.  Así como el sol sale cada mañana, podemos contar con el perdón de Dios cuando cometemos errores.  Esa es la razón por la que Jesús murió por nosotros.  Confiésale tus pecados y confía en que Él te perdonará.

Clave de Hoy
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