Fundamento sólido como una roca

—No quiero que te vayas —lloró Gina mientras le daba otro abrazo a su hermana mayor—. Este es mi último año de primaria. ¿Cómo lo podré afrontar si no estás aquí?

Melania se soltó del abrazo, se puso de rodillas y limpió una lágrima de los ojos de su hermana. Tomándole de la mano, le dijo:

—Gina, tú sabías que este día llegaría. No puedo quedarme en casa para siempre.

—¿Por qué no? No tienes que irte a vivir a otro lado para estudiar en la universidad, ¿o sí? Hay demasiados cambios.

Gina no pudo evitar otro sollozo. Melania se quedó pensando un momento y después fue al patio cercano, tomó una piedra grande y la puso en la mano de su hermana menor.

—Toma. Después que me vaya, quiero que pongas esto encima de tu cómoda.

—¿Qué? ¿Por qué?

—¿Recuerdas cuando pasó ese tornado por aquí? No fue uno grande, pero fue lo suficientemente poderoso como para destruir los edificios que no eran tan fuertes para resistir los vientos. Pero los edificios que fueron construidos en un fundamente fuerte permanecieron firmes y no fueron arrasados.

—¿Qué tiene que ver esta piedra con el tornado? —Gina miró curiosamente a la roca.

—Quiero que te sirva como recordatorio. La vida siempre traerá nuevos vientos de cambios. Pero siempre y cuando permanezcamos firmes en el fundamento de nuestra fe en Jesús, estos tornados de cambios podrían sacudirnos, pero no tienen el poder de arrasar con nuestro lugar de refugio en Él. El Señor es nuestra Roca.

El labio de Gina tembló.

—Pero igual te voy a extrañar.

—Yo también te extrañaré. Pero deja que Jesús sea la fuente de tu seguridad, ¿bueno?

Gina asintió cuando una fuerte brisa despeinó su cabello. La niña sostuvo con fuerza la piedra que tenía en la mano.

—Jesús no me dejará, ¿verdad?

Melania arregló el cabello de su hermana.

—Por supuesto que no. Jesús nunca abandona a quienes confían en Él. El Señor siempre estará contigo y te dará la estabilidad de una roca que necesitas para permanecer firme durante los vientos del cambio. Te lo prometo.

—En ese caso, confiaré en Él toda mi vida —Gina sonrió y le dio a su hermana un último abrazo.

TESSA EMILY HALL

JESÚS ES NUESTRO FUNDAMENTO SÓLIDO COMO ROCA

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 18:2 (NVI)

EL SEÑOR ES MI ROCA, MI AMPARO, MI LIBERTADOR; ES MI DIOS, EL PEÑASCO EN QUE ME REFUGIO. ES MI ESCUDO, EL PODER QUE ME SALVA, ¡MI MÁS ALTO ESCONDITE!

¿Qué tipo de cambios has experimentado mientras has ido creciendo? A lo mejor empezaste en una nueva escuela o, como Gina, uno de tus hermanos se fue a vivir lejos. La vida siempre nos presenta nuevos cambios, pero si conoces a Jesús como tu Salvador, Él es tu fundamento sólido como una roca, y nunca cambiará. Tu seguridad eterna está en Jesús, y puedes confiar en que Él estará contigo durante todos los cambios de la vida.

Clave de Hoy
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