El primer paso
Germán entró encorvado por el pasillo hacia la sala y se dejó caer en un sillón junto a su madre, que estaba cargando a su hermanita bebé, Paola.
—Tengo un problema —dijo con un suspiro—. Siempre estallo cuando me enojo, y así no puedo hacer amigos.
—Claro, así no se puede hacer amigos —opinó mamá mientras ponía a la bebé sobre sus pies—. ¡Adivina! Paola dio hoy sus primeros pasos.
—¿En serio? ¡Bien hecho, hermanita! —Germán estiró sus brazos—. ¡Ven aquí! ¡Camina hacia mí!
El niño y su madre observaron cómo la pequeñita dio unos pasitos inseguros. Luego cayó e hizo un puchero, pero gateó hacia el sillón y se volvió a levantar. Cuando lo volvió a intentar, caminó unos pasos más antes de caer.
—¡Sigue así y estarás corriendo carreras conmigo en un abrir y cerrar de ojos! —exclamó Germán.
Mamá sonrió.
—¿Sabes, hijo? Paola dio hoy sus primeros pasos y creo que también diste un primer paso… admitiste que tienes un problema.
Germán suspiró.
—Sí, supongo —dijo con tristeza.
—Míralo como si estuvieras aprendiendo a caminar —sugirió su madre—. Tuviste que aprender a caminar físicamente, ¡y mira lo fuertes que son ahora tus piernas! —Germán sonrió. Le encantaba correr—. Para aprender a caminar se necesita tiempo y práctica —continuó mamá—. Eso pasa cuando aprendes a caminar físicamente y también pasa en el caminar cristiano, cuando aprendes a confiar en Dios y a demostrar a otros Su amor. Cuando Paola se cae, tiene que levantarse, tal como tú lo hiciste. Y cuando caes en tu caminar cristiano, tienes que seguir esforzándote.
—Entonces, si solo trato de no enojarme, ¿voy a ser cada vez mejor? —preguntó Germán.
—Tratar no es suficiente —aseguró su madre mientras cargaba a Paola—. Tu hermana necesita que le ayudemos a que aprenda a caminar, y nosotros necesitamos que Dios nos ayude a crecer como cristianos. Debes mirar al Señor. Recuerda que, debido a que conoces a Jesús, Él te ha dado el poder para alejarte del pecado y responder a los demás con amor en lugar de enojo. Confía en que Él te dará la fuerza y te ayudará a controlar tu temperamento. Y pídele a Dios que te perdone cuando falles.
Germán asintió.
—Está bien —el niño se levantó para ir a su habitación—. Confiaré en que Jesús me ayudará.
HARRIETT A. DURRELL
ADMITE TUS DEBILIDADES
VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 4:13
TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE.
¿Has admitido que tienes un problema, como estallar cuando te enojas, actuar de manera egoísta o decir chismes sobre otros? Admitir es el primer paso para vencer ese problema. Pero no trates de vencerlo por tu cuenta. Admite que necesitas la ayuda de Dios y pon tus ojos en Él. Jesús te ha dado la capacidad de alejarte del pecado y demostrar Su amor a los demás. Admite tus necesidades ante el Señor y confía en que Él te dará fuerzas.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!