El bote de Jesús

Con una enorme sonrisa para la cámara, Cruz sostuvo en alto el pez rojo que acababa de pescar.

—¡Es el primer pez que atrapo en mi vida!

Papi ayudó a Cruz a sacar el anzuelo del pez y después tomó su propia caña de pescar.

—¡Ahora es mi turno!

Cruz y su padre estaban en un viaje de pesca con algunos amigos de la iglesia.  Uno de ellos tenía un bote e invitó a un grupo pequeño a pescar en el golfo.  El día estaba cálido y soleado, y casi todos habían atrapado al menos un pez.  Pero el viaje no era perfecto.  El padre de Diego había llevado una hielera llena de cervezas y no había parado de tomarlas.  Mientras más bebía, más fuerte hablaba.  Empezó a hacer tantas payasadas que casi se cayó del bote.  Cruz se dio cuenta de que Diego se sentía avergonzado.

—No lo entiendo, papi —le dijo Cruz a su padre esa noche, durante la cena—.  El papá de Diego va a nuestra iglesia, ¡pero no estaba actuando como alguien que obedece a Dios!

—Todos los cristianos desobedecemos a Dios de vez en cuando, incluyéndonos a nosotros —el padre se reclinó en su sillón—.  ¿Recuerdas la historia del arca de Noé?

—¡Por supuesto que sí! —contestó Cruz—.  Pero ¿qué tiene que ver Noé con el papá de Diego?

—Creo que yo lo sé —exclamó Lucía, la hermana mayor de Cruz—.  Noé se emborrachó con vino después de salir del arca.

—Correcto, hija.  Dios salvó a Noé y a su familia porque él confió en Dios, no porque Noé nunca haya tomado malas decisiones.  Dios sabía antes de tiempo que Noé pecaría, pero aun así evitó que se ahogara.  El Señor salvó a Noé porque lo amaba, y Él también nos ama, a pesar de que somos pecadores.  Por esa razón envió a Su Hijo, Jesús, a morir por nuestros pecados, para que también podamos ser salvos. 

Cruz pensó por un momento.

—Me parece que Jesús es como nuestra arca.

—Así es —afirmó papi—.  Y a pesar de que Jesús nos salvó, el hecho de vivir en un mundo roto significa que todavía luchamos contra el pecado, todos nosotros.  Pero Jesús nos perdona y nos ayuda a mejorar.  Como pecadores rescatados, podemos flotar sanos y salvos en el bote de Jesús, y por esa misma razón debemos perdonar a los demás y ayudarlos también.

—Voy a llamar a Diego —indicó Cruz—.  A lo mejor necesita un amigo en este momento.

El padre asintió.

—Y yo hablaré con su papá.  Seguramente él también necesita un amigo.  — BONNIE CARR

PERDONA Y AYUDA A LOS DEMÁS CRISTIANOS

VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 4:32

SEAN MÁS BIEN AMABLES UNOS CON OTROS, MISERICORDIOSOS, PERDONÁNDOSE UNOS A OTROS, ASÍ COMO TAMBIÉN DIOS LOS PERDONÓ EN CRISTO.

¿De vez en cuando haces cosas que sabes que Dios no aprueba?  Los cristianos no son perfectos… todos hacemos cosas malas a veces.  Pero debido a que confiamos en Jesús, hemos sido salvados de nuestro pecado.  A pesar de que hacemos cosas malas, Jesús nos perdona y nos ayuda a alejarnos del pecado y obedecerlo.  Recuerda esta verdad en tu propia lucha contra el pecado, y cuando veas a otros que también luchan, muéstrales la gracia y el amor de Jesús.

Clave de Hoy
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