Bendición a ciegas

“Mamá, ¿qué está haciendo esa señora?”, preguntó Rut mientras señalaba a una mujer con gafas oscuras, que daba golpecitos de un lado a otro en el piso con un bastón largo y delgado.

“Está ciega”, contestó su madre mientras metía una bolsa de azúcar en su carrito de compras.  “Ese bastón le ayuda a saber a dónde va”.

“¿O sea que ella no puede ver?”, preguntó Rut, sintiendo pena por la mujer.

“Así es”.  Su mamá miró nuevamente a la mujer ciega.  “Espera, ¡es Rebeca Torres!  Ella vive en nuestra misma calle.  Vamos a saludar”.

Después de platicar un rato con la señorita Torres, terminaron sus compras y se dirigieron a su hogar.

“Mamá, hay algo que no entiendo”, comentó Rut.  “¿Cómo puede estar tan feliz la señorita Torres?  Si yo fuera ciega, ¡me sentiría miserable!”

“Rebeca solía sentirse miserable, aun antes de volverse ciega”, respondió su madre.  “Una vez me contó cómo, antes de conocer a Jesús, solo pensaba en sí misma, en su propia comodidad y en sus deseos.  Después de haber perdido la vista, se volvió muy amargada.  Luego alguien le habló de Jesús y ella puso su confianza en Él como su Salvador.  Él le ayudo a ver de una manera totalmente nueva.  Ahora ella utiliza su tiempo para ayudar a otras personas ciegas a conocer la gracia y el amor de Dios”.

“¡Guau!  ¿Así que ella está feliz porque Jesús le ayudó a ver mejor en su ceguera?”

Mamá rio.  “Supongo que sí podríamos decir que Jesús le ayudó a ver Su amor por ella y la está usando para ayudar a que otros también lo vean”.

“Como en la canción ‘Sublime gracia’…  ¿Cómo va esa estrofa?  ‘Fui ciego, mas hoy veo yo’”.

Su madre asintió mientras guardaba el automóvil en el garaje.  “A pesar de que Rebeca ya no puede ver físicamente, Jesús le dio vista espiritual, para que ella pueda verlo y conocerlo.  Él utilizó una situación fea de su vida y la convirtió en algo bueno.  Ahora ella ayuda a otras personas que atraviesan por momentos difíciles y oscuros, para que sepan que la belleza de conocer a Jesús es mucho mayor que todo lo malo”.

“Voy a tratar de recordarlo”, afirmó Rut.  “¡Yo también quiero ayudar a otros para que puedan ver y conocer a Jesús!”  – ELENA KETNER

JESÚS NOS DA LA VISTA ESPIRITUAL

VERSÍCULO CLAVE: LUCAS 10:23

VOLVIÉNDOSE HACIA LOS DISCÍPULOS, LES DIJO APARTE: “DICHOSOS LOS OJOS QUE VEN LO QUE USTEDES VEN”.

¿Jesús ya te ha dado la vista?  ¿Puedes ver Su gran amor por ti?  La Biblia dice que aquellos que confían en Jesús son dichosos porque pueden verlo.  Puede que no todos puedan ver con sus ojos físicos, pero pueden ver el amor y la gracia que Él ofrece para todos.  Ellos saben que Él siempre está con ellos y ayudan a otros para que también lo puedan ver.  Jesús es la mayor de todas las bendiciones.  (Hay clic aquí para que conozcas acerca de las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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