Siempre ahí

“¡Diego!”, susurró Martín.  “Pon esto en tu bolsillo.  ¡Rápido!”  El niño le pasó una botella pequeña.

Diego miró primero a la botella y luego a su primo mayor.  “¡Esto es alcohol!  No podemos comprarlo”.

“No lo vamos a comprar”, contestó Martín.  “¡Apúrate ya!  Nadie nos está mirando”.

Diego vaciló.  “Dios sí”, respondió.

“No comiences con tus sermones”, señaló Martín.  “¡Ahora pon esto en tu bolsillo antes de que me hagas enojar!”

Diego no conocía muy bien a su primo, pero no dudaba que fuera capaz de hacerle daño si no hacía lo que Martín le ordenaba.  El niño respiró profundo.

“¡No!”, dijo mientras se alejaba por el pasillo.  “Amado Jesús, por favor, ayúdame”, murmuró, sin darse cuenta de que Martín podía oírle.

El primo se enojó.  “No comiences a orar.  No te servirá de nada”.  Martín miró a Diego y trató de agarrarlo, pero Diego se esquivó, derribando una torre de rollos de papel higiénico.  “¡Salgamos de aquí!”, gritó Martín mientras los rollos de papel rodaban por todos lados.  Puso la botella en una repisa cercana y se dio la vuelta para salir.

En ese momento, Diego escuchó una voz conocido.  “Hola”, saludó su papá.  “Tu mamá se olvidó de poner el pan en la lista, así que me envió a comprarlo”.  El padre sonrió.  “Vamos, yo los puedo llevar a la casa”.

Más tarde, ese mismo día, Diego le contó a su padre lo que había sucedido.  Papá suspiró y abrazó a su hijo.  “Siento mucho que hayas tenido que pasar por eso, hijito.  Tu mamá y yo nunca te pondríamos intencionalmente en una situación de ese tipo.  Martín tiene muchos problemas ahora, y esa es la razón por la que sus padres pensaron que sería bueno que viviera con nosotros por un tiempo, pero no me di cuenta de lo mal que estaban las cosas.  Vamos a tener que buscar ayuda para él”.

Diego asintió.  “Me dio miedo.  Creí que iba a hacerme daño.  Pero todo el tiempo me pasé hablando con Jesús y sabía que estaba ahí, conmigo”.

“Él está contigo incluso cuando las cosas no salen tan bien”, aseguró su padre.  “No te volveremos a enviar a ningún lado solo con Martín, de hoy en adelante, y si algo así vuelve a suceder, busca un adulto lo más rápido que puedas.  Pero estoy tan orgulloso por la forma en que buscaste a Dios en medio de una situación que te daba miedo”.  – A. W. SMITH

JESÚS SIEMPRE ESTÁ CONTIGO

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 34:15

LOS OJOS DEL SEÑOR ESTÁN SOBRE LOS JUSTOS, Y SUS OÍDOS ATENTOS A SU CLAMOR.

¿Alguna vez alguien ha tratado de forzarte a hacer algo malo?  Incluso si no hay nadie a tu alrededor, Jesús siempre está ahí.  Clama a Él cuando tengas miedo y confía en que Él te dará valentía, incluso en las situaciones más difíciles.  Si alguien trata de hacerte pecar o te amenaza con hacerte daño, cuéntaselo a algún adulto de confianza de inmediato, y recuerda que Jesús siempre está contigo, pase lo que pase.

Clave de Hoy
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