¿Quién tiene miedo de un caramelito rosado?

Emilia rio.  No podía evitarlo.  Sus primos Tristán y Darío estaban de visita y ella estaba demasiado emocionada como para dormir.

“¡Chis!”, susurró Darío desde su catre de cobijas en el piso de la sala.

El hermano de Emilia, Clemente, entró dando brincos a la habitación, usando una cobija en sus hombros como si fuera la capa de un superhéroe.  “¿De qué me perdí?”

“¡Chis!”, expresaron todos los primos.

Sosteniendo una linterna junto a su cara, Tristán comenzó a contar una historia.  “En una galaxia muy, muy oscura, había un mundo muy, muy oscuro.  En este mundo muy, muy oscuro había un vecindario muy, muy oscuro.  En el vecindario muy, muy oscuro había una casa muy, muy oscura.  En la casa muy, muy oscura había un armario muy, muy oscuro.  Y en el armario muy, muy oscuro…”  El niño hizo una pausa dramática.  “¡Había un caramelito rosado!”

Los primos estallaron en carcajadas.  “¿Se fijan?  No había para qué tener miedo”, comentó Tristán mientras apagaba su linterna.

Clemente se acostó y quedó viendo el tumbado.  “Me pregunto si no me habría dado tanto miedo si hubiera sabido que el final era tan bueno”.

“Sí”, afirmó Emilia.  “Me sentí bien una vez que llegamos al caramelito rosado, pero antes de saber estaba un poquito tenebrosa la historia”.

Darío sonrió.  “Es como un versículo que leí una vez: ‘Desvaría mi mente, el espanto me sobrecoge”.

Tristán golpeó juguetonamente el brazo de Darío.  “Esa no es una idea muy reconfortante”.

Emilia se puso de pie.  “Ya regreso”.  La niña corrió a la cocina y regresó con un imán.  “¡Miren!”

“¿Qué dice?”, preguntó Clemente.  “Enciende tu linterna, Tristán”.

Darío leyó: “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?  El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor?”

“Mamá dice que ella lo ve cada vez que tiene miedo a lo desconocido”, les contó Emilia a sus primos.  “Ella dice que le recuerda que Jesús le salvó y siempre está con ella, entonces, ¿por qué debería tener miedo?”

Clemente bostezó.  “Me gusta mucho más ese versículo de la Biblia que ‘Desvaría mi mente, el espanto me sobrecoge’”.

“A mí también”, señaló Tristán, apagando la linterna.  “Buenas noches con todos”.

Los primos estaban casi dormidos cuando, desde el otro lado de la habitación, Darío exclamó: “¿Alguien tiene ganas de caramelitos rosados?”  – KELLY HOPE

NO TENGAS MIEDO

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 27:1

EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓN; ¿A QUIÉN TEMERÉ?  EL SEÑOR ES LA FORTALEZA DE MI VIDA; ¿DE QUIÉN TENDRÉ TEMOR?

¿Hay algo que te cause miedo?  Jesús promete que siempre estará con aquellos que confíen en Él, así que no debemos tener miedo.  Memoriza el Salmo 27:1.  La próxima vez que comiences a tener miedo, di en voz alta ese versículo de la Biblia.  Recuerda que no debes tener miedo porque Jesús te salvó y siempre te ayudará.

Clave de Hoy
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