El Dios vivo

Pierina miró por la ventana del tren que pasaba a toda velocidad por un edificio muy alto.  En su interior pudo ver a algunas personas que se arrodillaban frente a una gran estatua.  “¡Guau!”, pensó la niña.  “Sabía que había personas en otros países que adoraban y oraban a los ídolos, ¡pero esta gente está la misma ciudad en la que vivo!”

Entonces se dirigió a su papá.  “¿Cómo sabemos que adoramos al Dios correcto?”, preguntó con toda franqueza.  “O sea, la gente que estaba en ese edificio que acabamos de pasar también creen que adoran al verdadero dios, ¿no?”

“Seguramente sí”, contestó el padre, “pero la Biblia nos dice que solo hay un Dios y que Él creó todo, incluyendo a los seres humanos”.

“Entonces, ¿es por es que creemos en Él?  ¿Porque es tan poderoso?”, preguntó Pierina.  “Pero ¿las otras personas no creen también que sus dioses son poderosos?”

“Supongo que sí”, admitió su papá.  “Pensemos.  ¿Qué otras razones tenemos para creer que nuestro Dios es el único Dios verdadero?”

“Bueno”, señaló Pierina.  “Él envió a Su Hijo, Jesús, para morir por nosotros.  Eso demuestra que realmente nos ama”.

“Muy bien, y todavía hay más”, respondió su padre.  “Jesús murió por nosotros, ¿y qué hizo después?”

“Él…  resucitó de entre los muertos”, indicó Pierina.

“Así es”, aseguró papá.  “Muchas personas lo vieron después que resucitó.  Esa es la diferencia.  Ninguna otra religión en el mundo tiene un Salvador que está vivo”.

Pierina se quedó pensando por un minuto.  “Entonces, a pesar de que otras personas se hagan sus propios dioses y los adoren, nuestro Dios es diferente.  Es el único que está vivo”.

“Correcto”, explicó su padre.  “Y es el único que puede oír y contestar la oración.  Los ídolos hechos de madera, piedra u oro son solo eso, pedazos de madera, piedra u oro.  No pueden oírnos ni ayudarnos con nuestros problemas.  Pero Jesús murió y resucitó para salvarnos del mayor de nuestros problemas: el pecado.  Él siempre está con nosotros y nos escucha cuando oramos”.

“Esa es la razón por la que debemos confiar en Él… y contar a otros sobre Él”, expresó Pierina.  “Para que también puedan conocerlo como su Salvador”.

“Sí”, dijo su padre.  “Debemos contar a otros acerca del Dios vivo y de todo lo que Él ha hecho por nosotros”.  —  RUTH I. JAY

¡JESÚS ESTÁ VIVO!

VERSÍCULO CLAVE: LUCAS 24:6

[JESÚS] NO ESTÁ AQUÍ, SINO QUE HA RESUCITADO.

¿Sabías que muchas personas en todo el mundo adoran ídolos hechos de madera o piedra?  Quizá personas en tu misma familia o cultura oran a estatuas y dicen que son dioses.  No importa con cuánto fervor oren, los pedazos de madera o piedra no pueden hacer nada para ayudarte.  Pero Jesús es el Hijo del Dios vivo.  ¡Él murió y resucitó para salvarte!  Confía en Él como tu Salvador.  (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).  Y luego cuéntales a otras personas sobre Él.

Clave de Hoy
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