Conductor confiable

“¡Silas!  ¡Eduardo!  Levántense”, dijo su mamá una mañana, muy temprano.  “Saqué ropa para ustedes.  Vístanse y salgan al automóvil”.

Silas abrió y cerró sus ojos somnolientos.  “Está oscuro afuera”, murmuró.  “¿Qué sucede?”

“Es una sorpresa”, explicó su madre.  “Tengo que despertar a sus hermanas.  Alístense y vayan al garaje.  Su padre está ahí”. 

Silas y Eduardo se movieron lentamente, tratando de quitarse el sueño al frotarse los ojos.  Finalmente, todos estaban sentados en el automóvil.  “¿A dónde vamos?”, preguntó Eduardo. 

“Solo confía en mí”, contestó papá.  “¿Alguna vez los he llevado a algún lugar que no fuera bueno?”

“Pero ¿a dónde vamos?”, persistió Silas.

“Estoy seguro de que tenemos un conductor en el que podemos confiar”, afirmó mamá.  “Recuesten sus cabezas y descansen.  Tomen una pequeña siesta.  Pronto verán a dónde vamos”.

Silas y sus hermanos trataron de ser pacientes mientras avanzaban por el camino, pero estaban ansiosos por saber a dónde sus padres planeaban llevarlos.  Parecía que condujeron por mucho tiempo.  No creyeron que podrían dormir, pero cerraron los ojos de todos modos.  Cuando el automóvil finalmente se detuvo, rápidamente se enderezaron y vieron que sus padres los habían llevado a un parque de diversiones.  Todos gritaron de alegría.

Al día siguiente, en la iglesia, Silas le contó a su maestro acerca de su aventura.  “¡La pasamos de lo mejor!”, comentó.  “Fue más especial porque fue una sorpresa para nosotros”.

“¿Sabes?  Eso se parece a lo que nuestro Padre celestial hace por nosotros”, aseguró el señor Hernández.  “Dios nos lleva a lugares en la vida de los que no sabíamos antes de tiempo”.

“Pero no siempre nos gusta lo que nos pasa”, opinó uno de los niños de la clase. 

“No siempre”, dijo el señor Hernández.  “Pero aun cuando afrontamos dificultades, él nos sorprende al usarlas para nuestro bien en maneras que nunca podríamos imaginar.  Podemos descansar confiadamente, sabiendo que le pertenecemos a Jesús y que Él está en el puesto del conductor de nuestras vidas, aun cuando no estamos seguros de a dónde nos está llevando”.

Silas asintió.  “No sabía a dónde me llevaba mi papá ayer, pero confié en él, y resultó ser un muy buen viaje.  Me alegra que siempre pueda confiar en que Jesús también me llevará a buenos lugares”.  HOLLY F. CEPEDA

CONFÍA EN JESÚS, PASE LO QUE PASE

VERSÍCULO CLAVE: PROVERBIOS 3:5

CONFÍA EN EL SEÑOR CON TODO TU CORAZÓN, Y NO TE APOYES EN TU PROPIO ENTENDIMIENTO. 

¿Confías en Dios cuando Él permite que sucedan cosas que no te gustan o que no entiendes?  ¿Sigues confiando en Él cuando te enfermas, cuando un amigo te hiere o cuando tienes que despedirte de alguien que amas?  Si confías en Dios, te darás cuenta de que Él nunca de defraudará.  Él siempre te llevará a un buen lugar.

Clave de Hoy
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