Blanco como la nieve

Pedro sacó su lengua y atrapó un copo de nieve.  Podía ver cómo los copitos se pegaban a las pestañas de su abuela mientras caminaban lentamente por la nieve, que les llegaba a las rodillas.  “¿En qué proyecto está trabajando ahora el abuelo?”, preguntó Pedro con ojos que le brillaban de la emoción.  Cada semana su abuelo se dedicaba a cosas muy interesantes.

La abuela rio.  “No tengo idea.  ¡No puedo mantenerme a su ritmo!”, exclamó, señalando unas torres en la nieve junto al taller.  “Le dije a tu abuelo que recogiera su proyecto antes de que cayera la nieve.  Supongo que nunca encontró el tiempo para hacerlo”.  Ella suspiró y sus ojos parpadearon.  “¡A veces creo que Dios nos unió para poder divertirse con nosotros!”

Pedro sonrió.  La abuela siempre estaba limpia y arreglada, mientras que las cosas del abuelo solían estar regadas por todos lados.  Pero el niño entendía la mente del abuelo y sabía que siempre había un método detrás de su desorden.

“¿Acaso oí la voz de mi nieto favorito?”  El abuelo asomó la cabeza por la puerta del taller.

“Tu único nieto, querrás decir”, contestó Pedro.

“Ten cuidado al caminar”.  El abuelo se les unió afuera y señaló las montañas de nieve resplandeciente.  “La nieve es tan hermosa que es difícil creer que un montón de cachivaches están enterrados abajo”, comentó guiñándole el ojo a la abuela.

“¿Sabes?  El proyecto del abuelo se ve hermoso ahora.  Es sorprendente lo que puede hacer la nieve”.  La abuela observó, pensativa.  “Esto me recuerda lo que hace Jesús en nuestras vidas cuando lo recibimos como nuestro Salvador.  Es como el versículo en Isaías: ‘Aunque sus pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos’”.

“¡Oh, sí recuerdo ese versículo!  Si Jesús no hubiera venido para morir en la cruz por nosotros, solo seríamos una montaña de pecado y fealdad”.

El abuelo sonrió.  “Cuando clamamos el nombre de Jesús para que nos salve, Dios ya no nos toma en cuenta las cosas malas que hemos hecho o que haremos.  La sangre de Su Hijo cubre todos nuestros pecados”.

Pedro se agachó para tomar en su mano un poco de nieve.  “¡Estoy tan agradecido por Jesús!”

“Yo también”.  El abuelo abrazó a Pedro y le entregó otra bola de nieve.

Pedro arrugó su nariz.  “¿Saben ustedes otra razón por la que Dios hizo la nieve?”  El niño corrió y le lanzó una pelota de nieve al abuelo.  “¡Para hacer guerras de nieve!”  – SAVANNAH COLEMAN

LA SANGRE DE JESÚS CUBRE NUESTROS PECADOS

VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 1:18

AUNQUE SUS PECADOS SEAN COMO LA GRANA, COMO LA NIEVE SERÁN EMBLANQUECIDOS.  AUNQUE SEAN ROJOS COMO EL CARMESÍ, COMO BLANCA LANA QUEDARÁN.

¿Conoces a Jesús como tu Salvador?  Jesús murió por nosotros en la cruz para perdonar nuestros pecados y hacernos limpios.  Puedes vivir sabiendo que, cuando Dios te mira, te ve como alguien cuyos pecados han sido lavados por la sangre de Su Hijo, Jesús.  Confía en Él como tu Salvador hoy mismo.  (Si deseas conocer acerca de las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti, haz clic aquí).

Clave de Hoy
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